martes, 1 de octubre de 2013

¿Cómo huir del país y no morir en el intento? I parte



Desde 1999 los venezolanos han emigrado a países como Estados Unidos, España, Argentina, Chile e Irlanda


“La situación-país” es una frase que se está utilizando para todo y en distintos contextos, pro y anti gobierno. También es la razón que ha llevado a buena parte de los jóvenes venezolanos a agarrar lo que puedan, empacarlo en dos maletas, atravesar la famosa “Cromointerferencia de color aditivo” de Carlos Cruz Diez, del aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar, llenarse de valor y tratar –en lo posible- de comenzar desde cero en un nuevo destino.

Bien sea Europa, Asia, Estados Unidos o Sudamérica, los descendientes de "la patria de Bolívar” han dado pasos firmes para quedarse en el exterior… algunos han regresado… pero para este post hemos tomado en cuenta los que se han quedado y les explicamos cómo lo lograron.

Santiago de Chile-Chile:
Samantha Urosa Chópite es licenciada en Comunicación Social egresada de “La Católica” se fue de casualidad y tuvo pocos días para poner sus papeles en orden e irse al país sureño, lo que sí se puede decir es que corrió con suerte debido a que en la empresa en la que trabajaba en Venezuela, se presentó una oportunidad de irse a Chile y no dudó en postularse y gracias a su profesionalismo, quedó y tiene más de un año en ese territorio.

Lo que hizo en los pocos días que tuvo fue legalizar sus documentos y tramitar Cadivi (Cencoex) para tener un colchón económico a pesar que se iba con un empleo estable. Entre los papeles que legalizó están: Título universitario y la partida de nacimiento por el Ministerio de Relaciones Exteriores y por el consulado chileno.

“Este paso es importante ya que en Chile, para que te reconozcan, cualquier papel debe haber pasado por la embajada y en el caso de la visa por la que apliqué Residente profesional, es necesario tener el título”, explica Urosa vía correo electrónico.

En cuanto al tema de la residencia (nadie puede llegar en el aire, a menos que tengas familia) la pagó desde Venezuela con tres cupos electrónicos y pasaron dos semanas hasta que consiguió una señora que solo le pidió el contrato de trabajo y el pasaporte para arrendarle un apartamento.

A Sammy La visa le tardó 6 meses en estar lista con cédula de identidad y todo, a los dos meses le dieron un permiso de trabajo con visa en trámite, si llegas muy urgido por empezar un trabajo que ya está acordado, Extranjería te da la opción de pedir un permiso de "trabajo como turista” que dura 30 días y se puede renovar tres veces, que es el tiempo que estás legal en el país (90 días).

El tema del número de cédula también es muy importante porque cambia la perspectiva de todo, ya que puedes optar, según Sammy, por una cuenta bancaria, contratar servicios, hacer compras online (que aunque no lo creas es muy importante, todo se maneja online en Chile).

Desde su perspectiva Chile es costoso, pero se siente segura. En el país la comunidad de venezolanos crece exponencialmente y constantemente están haciendo reuniones para sentirse como en casa. Los chilenos han recibido bien a los extranjeros porque se están acostumbrando a verlos con frecuencia.

Dublín- Irlanda:

Gabriela Guédez solía trabajar como periodista en Venezuela pero vio en el país europeo una oportunidad para tener un mejor estilo de vida y lleva casi un año allí.
Guédez pone sobre la mesa una serie de recomendaciones –muy prácticas- a la hora de escoger el próximo destino al que te quieres ir.

“Tienes que conocerte bien y saber cuáles cosas no podrías soportar –temperatura bajo cero, por ejemplo-, además de estar consciente de tus fortalezas y debilidades”, explica la periodista egresada de la Universidad Católica Andrés Bello de Ciudad Guayana.

Guédez comenta que la mejor manera de saber cuáles son tus cualidades es a través de un análisis F.O.D.A. (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas). Las fortalezas y debilidades están dentro de ti… (¿Hablas el idioma del país al que te quieres ir?, ¿Tienes hijos a los cuales mantener?, ¿Tienes algún talento por el que puedas cobrar?) Y vaya que este es un punto importante.

En Venezuela estamos acostumbrados a tener un título y ya, trabajar por ello. Este no es un país de oficios, acá la gente solo se prepara para graduarse en la universidad pero no valora otras opciones como ser peluquero, panadero, etc –incluso- se ve mal a quien no haya pasado por la universidad.

Hasta yo he pecado por eso, pero son aspectos que aprendemos con el tiempo y la experiencia.

Volviendo al análisis recomendado por Guédez, estan un par de aspectos, oportunidades y amenazas, que recaen sobre el país al que te quieres ir… Las preguntas que te debes de hacer son: ¿La ley te permite estudiar y trabajar cómodamente?, ¿Tu carrera tiene alta demanda?, ¿Cómo está la economía de este país?, etc.

“De nada sirve irse a un país con la mejor economía del mundo sino hablas el idioma o sin permiso para trabajar”, argumenta.

Además del análisis que te permitirá saber tus actitudes para emigrar… Guédez recomienda otros aspectos como tener todos tus papeles en regla como título universitario, partida de nacimiento, etc. Los sentimentalismo es otro aspecto que se debe de minimizar en lo posible, hay que estar consciente que se perderán muchos eventos familiares especiales y quizá estos no estén cuando más los necesites.

Hay que prepararse lo mejor posible, tomar dos o tres cursos que te permitan desarrollar un oficio sencillo que sea demandado en cualquier parte del mundo, baristas, peluquería, panadería, chef pastelero, son un ejemplo de ello.

Conocer gente local es muy importante, integrarse culturalmente, hacer voluntariados y esto te permitirá ampliar tu red de contactos, no solo para conseguir un buen empleo sino que te enriquecerá como persona.

No subestimar a los locales. Pensar que la gente del país que te recibe es odiosa, molesta o de alguna manera desagradable, solo hará que esa falta de estima se refleje, y a ellos también les cueste ver lo bueno en ti. Obviamente es una cultura distinta, y a lo mejor habla más duro o menos, a lo mejor no están acostumbrados a ver extranjeros (o están tan acostumbrados que han construido ciertos estereotipos y queda en ti no dejar que eso te defina). Básicamente, no llegar juzgando, sino con buena actitud y mente abierta”, opina Guédez.

En cuanto al proceso de visado Guédez no tiene mayor información debido a que tiene nacionalidad europea pero por experiencia propia no es tan fácil obtenerla en Irlanda.
En “La isla Esmeralda”, según Gaby, considera que una persona que gana sueldo mínimo y trabaja tiempo completo puede vivir modestamente. Debido a que en ese país los impuestos son elevados además de los servicios básicos y los alquileres.

“Hay gente que está acostumbrada a tener su carro, apartamento y cargo profesional, y acá se ve a pie, compartiendo habitación con tres personas más y trabajando como lava platos, y se desmoraliza, incluso se deprime; pero si eres buen trabajador y soportas las incomodidades al principio, tu nivel de vida mejora. Suena trillado pero el primer año es el más difícil, sobre todo para alguien que nunca ha vivido solo, o está acostumbrado a valorarse en base a su estatus social o poder adquisitivo”, recomienda la periodista.

A grosso modo, las personas que deciden irse del país deben de estar preparadas para cualquier circunstancia. Muchas veces la experiencia es la que te va determinando para qué puedes servir y para qué no. Muchas personas hemos salido emocionados del país y con una maleta full de ilusiones pero lamentablemente no hemos recibido un consejo a tiempo de cómo manejar ciertas situaciones y terminamos volviendo, es por ello que irse más que un impulso, debe ser un acto premeditado y bien estudiado.


Hasta una próxima oportunidad.

Fotografía: De todo un poco web

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